
Sentía que se sofocaba en aquella sala oscura. Nunca se había dado cuenta de que el espacio era tan grande y ella tan pequeña, no se había percatado de que el sonido era muy fuerte, que había poco aire y mucha gente.
Había decidido ir sola, no sería la primera ni la última, pero en lugar de sentirse bien o independiente (imagen que quería dar al hacerlo), pudo sentir el segundo exacto en que se hundió aún más.
Pasó un hombre a su lado que llevaba bebidas y algo de comer, se sentó al lado de otra mujer y rieron de algo que pasaba en la pantalla. Ella no tenía nada, no había llevado golosinas y nadie traería algo para ella.
Se dio cuenta entonces de la sed que tenía, sed de compañía, hambre de confianza, de alguien a su lado que le hablara y se riera con ella y no de ella.
El film seguía pasando en la pantalla, y la pareja de la escena estaba en un baile. "Me encanta bailar", "tal vez si me pareciera a ella".
No es que hubiese estado sola siempre, pero en realidad así se sentía. Había tenido unas cuantas relaciones, vivió algunas infidelidades, amores de verano, encuentros casuales, decepciones momentáneas. Recordó que la única vez que todo le salió bien, fue ella la que se fue, metió su corazón en una maleta y el de él lo tiró a la basura para jamás volver. Tal vez fue miedo, tal vez no estaba acostumbrada a la idea de que alguien podía hacerla feliz.
Fuese lo que fuese, ella siguió su vida, y cuando extrañó el calor de la cercanía en su mano y decidió buscar otros brazos, fue su corazón el que acabó en la basura una y otra vez.
Por eso mientras en la pantalla esa mujer bailaba, ella en una esquina lloraba.
Comments